lunes, 18 de mayo de 2009

Los Límites de la atención humana en la era de la información.

Tomado de "El Malpensante"


Mucha gente joven lleva la multitarea al extremo, en particular cuando se trata del consumomediático. He visto cómo mi hermano de22 años veía la televisión mientras hablaba por teléfono, chateaba con varios amigos, redactaba un email y actualizaba su página de Facebook. Y como los psicólogos cognitivos bien saben, la atención humana es bastante limitada. A pesar de nuestros mejores esfuerzos, cuando intentamos hacer más de una cosa a la vez somos menos eficientes o estamos más propensos al error. Esto es así porque la multitarea es en realidad un proceso de división de la atención, una constante interrupción y reanudación de tareas.
 
Adquirir nueva información requiere de una atención particularmente concentrada, lo cual incluye la capacidad de ignorar las distracciones. Para absorber la información contenida en un boletín de la CNN, por ejemplo, no solo debemos dirigir nuestra atención hacia la persona que está hablando, sino también filtrar los titulares en directo, la actualización de las noticias y el flujo de información financiera en la parte inferior de la pantalla. Torkel Klingberg, profesor de neurociencia cognitiva en el Instituto Karolinksa, Suecia, y autor de The Overflowing Brain, lo dice de forma muy sencilla: “Si no centramos nuestra atención en algo, no lo recordaremos”. Dicho de otra forma: la atención es un componente esencial en el aprendizaje.
 
Michael Posner, profesor emérito de psicología en la Universidad de Oregon, considera la atención como un sistema de tres redes: de alerta, orientadora y ejecutiva. La red de alerta se refiere al estado de vigilancia necesario para atender a la información, mientras que la red orientadora comprende el proceso por el cual respondemos a estímulos como el movimiento, el sonido o el ruido. La red de atención ejecutiva es la más especializada, sobre la que tenemos un control consciente. Si intentamos estudiar para un examen o leer una novela, la usamos para dirigir y mantener nuestro foco, así como para reprimir nuestra reacción a alguna conversación cercana o a la televisión.
 
El entorno saturado de información en el que vivimos, como se ha visto, demanda con insistencia nuestra atención. La vida moderna –tanto en el trabajo como en casa– está tan saturada de información que Edward Hallowell, psiquiatra en Boston, cree que muchos de nosotros sufrimos lo que él llama carácter deficitario de atención, una forma de trastorno de la atención inducido por la cultura. Según Hallowell y otros psiquiatras, todos estos estímulos en conflicto nos evitan asimilar la información. “Para lo que mejor está equipado tu cerebro es para pensar, analizar, diseccionar y crear”, explica. “Y si siempre estás respondiendo únicamente a pequeños estímulos, nunca profundizarás”. El periodista John Lorinc apuntaba lo mismo en un brillante artículo sobre la distracción publicado en The Walrus, en su edición de abril de 2007:
 
A menudo parece como si el exceso de datos hubiera sustituido la clase de atención centrada y reflexiva que puede convertir esa información en algo útil. La disfunción de nuestro entorno informativo es resultado de su extraordinaria fecundidad. La tecnología de la comunicación digital ha demostrado una sorprendente capacidad para subdividir nuestra atención en compartimentos más y más pequeños; cada vez más parece como si la jornada laboral se hubiese convertido en una cuestión de interrumpir interrupciones.
 
En un informe reciente titulado Information Overload: We Have Met the Enemy and He Is Us, la firma de investigación Basex llegó a la conclusión de que las interrupciones representan el 30% del día de un oficinista, y que acaban costando a las empresas americanas 650.000millones de dólares al año. Otros estudios muestran que las interrupciones causan alteraciones importantes del rendimiento en las pruebas de inteligencia.
 
En muchos aspectos, la vida moderna –con internet en primer lugar– es un auténtico campo minado de distracciones. Esto plantea un desafío central para los medios, cuyo compromiso es informar al público. Una investigación de Pablo Bocz kowski, profesor de comunicación en la Universidad Northwestern, ha revelado que cuando consumimos noticias en línea lo hacemos en un tiempo significativamente menor que en papel, y que lo hacemos mientras estamos trabajando. Otro problema adicional es la naturaleza brusca de la publicidad en línea. Los anunciantes web intrusivos boicotean nuestra red orientadora, que evolucionó para responder rápidamente a los nuevos estímulos. Sin embargo, aun si fuéramos de algún modo capaces de eliminar la distracción hacia los anuncios, el gran número de artículos, titulares y contenidos de audio y video en las páginas web nos seguirían dificultando centrar nuestra atención. Tener que decidir hacia dónde dirigir nuestra atención y luego mantenerla hace que leer y retener las noticias sea una tarea inmensa.
 
 

1 comentario: